La Muralla de Sevilla
La Muralla de Sevilla, tenía una longitud de 7 kilómetros, con 166 torres, 6 postigos y 13 puertas
Múltiples historiadores tienen diferentes versiones sobre el origen del asentamiento fenicio que dio paso a la futura Sevilla ni su Muralla. Por ahora es desconocido.
Lo que sabemos con certeza es que en el año 206 a.c. durante la Segunda Guerra Púnica las tropas del imperio Romano tomaron la región.
El emperador Julio César fundó Hispalis, denominación antigua de la actual capital sevillana. Por la organización geopolítica del Imperio, la nueva ciudad se convirtió en la capital del conventus de la Batica. Contaba con un foro, un puerto con gran actividad mercantil y una muralla militar.
César Augusto, transformó la antigua empalizada de troncos y barro que habían construido los cartagineses convirtiéndola en una verdadera muralla romana.
Ésta tenía una longitud de 7 kilómetros, con 166 torres, 6 postigos y 13 puertas. De las cuales cuatro permanecen en pie aún como la puerta de la Macarena y la puerta de Córdoba.
Invasión Vikinga
En el año 844, largo tiempo después de la caída del imperio romano. El Rey vikingo Björn Ragnarsson lideró una gran expedición al Mediterráneo. Dominado por el poder musulmán, logrando saquear varias localidades.
Entre las localidades se encuentra Sevilla donde dejó su muralla en llamas; luego el emir Abderramán II, cuarto emir Omeya de Córdoba, ordenó la reconstrucción de la misma.
La Muralla de Sevilla, la derribaron en diferentes ocasiones tras conquista y reconquista y también reconstruida por diferentes gobernantes.
Cuando llegó la revolución de 1868, por el crecimiento de la ciudad, se derribó gran parte de la muralla. Dejando tramos como el de Los Jardines del Valle y el Sector de los Reales Alcázares.
En Europa el Casco Histórico más antiguo y el de mayor extensión, es el de Sevilla. Delimitado por las murallas que rodeaban todos los hermosos monumentos.