Palacio da Pena
Todo monumento, tras su estructura, tiene historias, leyendas y mitos que acompañan su grandeza y le añaden misticismo en ocasiones. El Palacio da Pena es una de las edificaciones históricas más conocidas de Portugal, nombrada como; “La Joya de Sintra”, es considerado como uno de los recintos palaciegos más bellos de Europa.
Rodeado de un Parque Natural, rico en flora abundante y variada que se extiende en gran parte del distrito lisboeta; sobre la cima de la Sierra de Sintra, se alza una auténtica joya de la arquitectura portuguesa del siglo XIX el Palacio da Pena, que enamora tanto al lugareño como al visitante con su colorido esplendor.
La primera construcción, de la que se tiene conocimiento, en esta zona de la Sierra fue una pequeña ermita dedicada a “Nossa Senhora da Pena” (Nuestra Señora de la Pluma) en el siglo XII; posteriormente por mandato real se construyó un monasterio que sería entregado a los monjes de la Orden de San Jerónimo hasta que, en 1755; quedó en ruinas como consecuencia de un grave terremoto. Desde aquel suceso, aún permanecen en pie: Los Jardines, La Gruta del Monje y La Capilla dedicada a Nicolás Chanterenne.
Cuando los mojes decidieron abandonar el lugar y residenciarse a la riera del rio Tajo en Belén, el Rey Fernando II (Ilustrado príncipe de Sajonia: amante de las artes y coleccionista; apasionado e inspirado por el espíritu romántico de la época) compró las ruinas y ordenó la construcción del Palacio como obsequio a su esposa María II de Portugal.
Regalo real
El proyecto final consistía en convertir aquel nuevo Palacio en la residencia de verano de la corona. Fernando II invitó a su compatriota, el Barón Ludwing Von Eschwege, arquitecto y metalúrgico alemán, para elaborar los planos de la futura edificación; el Barón ya había realizado trabajos en Portugal y Brasil para la monarquía, él estuvo al mando del proyecto desde 1836 a 1840.
El objetivo era realizar pequeñas reformas, construir el que en principio llamaban el “Palacio Ideal”, pero se les escapó de sus manos y terminaron creando una gran maravilla; mezcla de diferentes estilos artísticos: neoislámicos, neogótico, azulejos tradicionales portugueses y romanticismo también se incorporaron simbolismo religioso y mitológico.
Como resultado final se obtuvo un “recinto ecléctico con una identidad única”; un monumento que hoy en día es de los más importantes de la nación lusa.
Color vibrante
En 1910 fue declarado como “Patrimonio Nacional” por autoridades de la República Portuguesa y; en 1995 como “Patrimonio de la Humanidad: El Paisaje Cultural de Sintra” por la UNESCO.
El color vibrante que se aprecia actualmente no existía en el siglo XII. Cuenta la historia que el Palacio se fue deteriorando, volviéndose gris y deprimente, hasta que en 1996 se da inicio a un extenso plan de restauración: se pintaron las paredes con los colores que vemos hoy día, dándole un patrón y diseño muy llamativo, con la finalidad que se mantenga “siempre vivaz y alegre”; así consigue destacar en Sintra donde los días nublados y llenos de neblina son prácticamente diarios.
Visita al Palacio da Pena
¡Vamos por partes! Para describir los encantos que guarda este precioso palacio, en primer lugar, debemos comentarles ¿Cómo llegamos a Sintra?
Desde el Centro de Lisboa podemos tomar un Comboio (tren) Dirección Sintra, desde la Estación de Rossio y/o la Estación de Oriente, este comboio pasará por estaciones principales como Areiro, Entrecampos y Sete Rios.
Una vez en Sintra, saliendo de la estación de trenes, hacia la derecha encontraremos una parada de autobús donde podemos tomar la ruta 434 que conecta El Centro Histórico de la Ciudad, el Palacio da Pena y el Castelo dos Mouros.
Les recomendamos que si están poco tiempo en Sintra escojan esta opción ya que el camino hasta el Palacio es un trayecto empinado que conlleva bastante tiempo completarlo. A no ser que sean alpinistas experimentados o locos por las caminatas largas.
Al llegar a las puertas del Palacio, deberemos comprar las entradas a través de las taquillas y/o pantallas inteligentes o interactivas (como prefieran llamarlas). Para un adulto tiene un coste de 13,90€. Un dato curioso es que, para los residentes de Sintra, la entrada al monumento los días domingo es completamente gratis.
Con las entradas en mano empezamos a subir por las caminarías rodeadas de la basta vegetación, atravesando hermosos jardines, hasta llegar a la cima donde nuestros ojos se llenarán de los colores que visten las paredes del Palacio.
Puertas y Corredores
Dos entradas nos dan la bienvenida, todas llenas de detalles arquitectónicos. Entre azulejos y grabados continuamos avanzando, nos advierten de que, lo que nos aguarda dentro, es como mínimo espectacular. Corredores decorados con diseños de estilo árabe rodean las inmediaciones del Palacio. Desde esa altura podemos admirar las impresionantes vistas de la cierra y a la lejanía, el océano atlántico.
El punto que destacamos es: El patio de los arcos o la terraza de la reina Relógio do Soul.
La entrada de Adamastor
Para ingresar al patio de los arcos debemos pasar por la increíble entrada, decorada por diseños marítimos que simulan corales y fauna oceánica, y custodiada por Adamastor.
Adamastor, es un personaje mitológico creado por el famoso poeta portugués Luis de Camões; este ser representa la fuerza de la naturaleza, la cual los navegantes portugueses debían enfrentar en sus viajes de descubrimientos.
En Antiguo Convento y la Torre del Reloj
La edificación que se encuentra en lo más alto correspondía al convento y en la restauración se le agregó la Torre del Reloj (la que vemos con un rojo intenso). Esta estructura y las demás torres, están inspiradas especialmente en la arquitectura morisca y mudéjar española.
El interior del palacio
En el Palacio podrán disfrutar de las Salas Estatales, la Sala de Visita, la Sala de los Ciervos, las recamaras, el aposento real, el comedor y la gran cocina (cada sala contiene una colección de utensilios y elementos perfectamente conservados que fueron utilizados por la monarquía de la época.).
Actualmente el ticket o entrada para ingresar al Palacio también permite explorar las inmediaciones y disfrutar de los jardines que lo rodean.
¿Por qué “Da Pena”?
Muchas personas de habla castellana se preguntan de dónde proviene el nombre de este Palacio…
Unos dicen que el nombre proviene de la historia de amor y sufrimiento que tuvo el Rey Fernando II con su esposa María II de Portugal; ya que había construido el palacio como obsequio para ella y ésta moriría unos años después antes de finalizar las obras.
Otros mencionan que el nombre proviene por las aves que habitan la Sierra, que además en aquella época eran cazadas por la nobleza. La palabra “Pena” en portugués se puede traducir como “Pluma”.
Pero realmente el nombre, tiene mucho más sentido al asociarse a “Nossa Senhora da Pena, la Virgen de los Artistas del Renacimiento”. Esta evocación de la Virgen María se origina en el periodo renacentista cuando los artistas; sobre todo escritores y plásticos empezaron a venerarla pidieron protección e inspiración. La representaron con un manto azul, sosteniendo un libro en la mano izquierda y en la derecha una pluma.
Al principio del artículo hablamos que, antes de que se construyera el Palacio, varios siglos atrás, existió una ermita que fue la principal edificación que se realizó en ese punto de la Sierra, que luego se convertiría en monasterio dedicado a la virgen Nossa Senhora Da Pena. Por trayectoria histórica e influencia religiosa, allí se encuentra el origen más certero del nombre del Palacio.